lunes, 27 de octubre de 2008

Prohibido encontrar similitudes: poesía gauchesca, letras de tango, letras de cumbia

El porteñito

Soy hijo de Buenos Aires,
por apodo "El porteñito",
el criollo más compadrito
que en esta tierra nació.
Cuando un tango en la vigüela
rasguea algún compañero
no hay nadie en el mundo entero
que baile mejor que yo.
No hay ninguno que me iguale
para enamorar mujeres,
puro hablar de pareceres,
puro filo y nada más.
Y al hacerle la encarada
la fileo de cuerpo entero
asegurando el puchero
con el vento que dará.
Soy el terror del malevaje
cuando en un baile me meto,
porque a ninguno respeto
de los que hay en la reunión.
Y si alguno se retoba
y viene haciéndose el guapo
lo mando de un castañazo
a buscar quien lo engrupió.
Cuando el vento ya escasea
le formo un cuento a mi china
que es la paica más ladina
que pisó el barrio del sur.
Y como caído del cielo
entra el níquel al bolsillo
y al compás de un organillo
bailo el tango a su "salú".

Ángel Villoldo, 1903.




El ganador

Sabés que soy,

el ganador. Sabés que soy, el ganador.

No te me quieras retobar,

porque igual te voy a ganar,

no ves lo lindo que soy,

a mí me llaman el ganador.

Soy, el ganador,

Yo soy, el ganador,

No te me quieras retobar,

Porque igual te voy a ganar,

No ves lo lindo que soy,

A mí me llaman el ganador.

Sabes que soy, el ganador

Pablo Lescano, Damas Gratis, 2002

Mano A Mano

Rechiflao en mi tristeza, hoy te evoco y veo que has sido

en mi pobre vida paria sólo una buena mujer

tu presencia de bacana puso calor en mi nido

fuiste buena, consecuente, y yo sé que me has querido

como no quisiste a nadie, como no podrás querer.

Se dio el juego de remanye cuando vos, pobre percanta,

gambeteabas la pobreza en la casa de pensión:

hoy sos toda una bacana, la vida te ríe y canta,

los morlacos del otario los tirás a la marchanta

como juega el gato maula con el misero ratón.

Hoy tenés el mate lleno de infelices ilusiones

te engrupieron los otarios, las amigas, el gavión

la milonga entre magnates con sus locas tentaciones

donde triunfan y claudican milongueras pretensiones

se te ha entrado muy adentro en el pobre corazón.

Nada debo agradecerte, mano a mano hemos quedado,

no me importa lo que has hecho, lo que hacés ni lo que harás;

los favores recibidos creo habértelos pagado

y si alguna deuda chica sin querer se había olvidado

en la cuenta del otario que tenés se la cargás.

Mientras tanto, que tus triunfos, pobres triunfos pasajeros,

sean una larga fila de riquezas y placer;

que el bacán que te acamala tenga pesos duraderos

que te abrás en las paradas con cafishios milongueros

y que digan los muchachos: “Es una buena mujer”.

Y mañana cuando seas descolado mueble viejo

y no tengas esperanzas en el pobre corazón

si precisás una ayuda, si te hace falta un consejo

acordate de este amigo que ha de jugarse el pellejo

p’ayudarte en lo que pueda cuando llegue la ocasión.

Celedonio Flores, 1918.

Copa Rota

si me siento en este bar

es porq quiero olvidar

q la ame con iluciones

por eso q al tomar

en cada copa se va parte de mi corazon

si la cruzan por hay no le digan

q yo aqui fumo por mi soledad

digalen q soy feliz q ami nunca me va mal

q hoy me pude rescatar

moso sirvame otro copa

que esta risa loca no quiero vajar y

a ella q se cree sos diosa

juro por mi vida la voy a olvidar

si me siento en este bares porq quiero olvidar

q la ame con iluciones por eso q al tomar

en cada copa se va parte de mi corazon

si la cruzan por hay no le digan

q es aqui fumo por mi soledad

digalen q soy feliz q ami nunca me va mal

q hoy me podre rescatar

moso sirvame otro copa

que esta risa loca no quiero vajar

y a ella q se cree sos diosa

juro por mi vida la voy a olvidar

Pibes Chorros, 2007

Nota: Tanto en las letras de Villoldo y Flores, como en las de Damas Gratis y Pibes Chorros mantuve los textos tal como aparecen en las fuentes (www.musica.com y http://www.abctango.com/), sin modificar, en consecuencia, ortografía ni puntuación para adecuarlas a la normativa.

lunes, 20 de octubre de 2008

Prohibido leer sobre mitología griega

Dioniso

En la mitología griega, Dioniso o Dionisos (Διoνισo), era el dios del vino y el exceso, hijo de Zeus y de la mortal Sémele, hija de Cadmo. Según la leyenda, fue él quien enseñó a los hombres a cultivar la vid y a fabricar el vino.



La fábula de su nacimiento cuenta que estando embarazada Sémele de seis meses, la celosa Hera, esposa de Zeus, disfrazada de anciana la convenció para que pidiera a su amante que le mostrara su verdadera naturaleza. Al pedírselo a Zeus, sin embargo, éste no accedió, negándole entonces ella sus favores en tanto no accediera. Zeus, lleno de ira, se transformó en rayo y consumió a su amante pero antes Hermes consiguió salvar al niño cosiéndolo al muslo de Zeus y asistió al parto al cabo de tres meses. Es por esta razón por la que se conoce a Dioniso como «el dios nacido dos veces».
Moría cada invierno y resucitaba en la primavera y con él renacían también los frutos de la tierra. Para celebrar esta resurrección se organizaban grandes fiestas de rituales que agradaban mucho al dios. Los actos eran muchos y variados y con el tiempo se incluyó también una competición de obras dramáticas cuya sede era la ciudad griega de Atenas. Esta competición se llevaba a cabo durante cinco días en la primavera. Grandes dramaturgos griegos como Esquilo, Sófocles y Eurípides escribieron obras para estas fiestas que eran preservadas en el archivo del templo de Dioniso.
Uno de sus epítetos a partir del siglo V adC era Baco (Βακχoς), nombre por el que se lo conoció en la mitología romana. Los romanos le identificaron con el antiguo dios itálico Liber Pater que era una deidad de las viñas, el vino y el delirio místico, como el dios griego. Hoy en día el adjetivo báquico se refiere a los efectos del vino. Cuando Hefesto se negó al ruego de Hera y Tetisde que regresara al Olimpo intervino el dios Dioniso, quien mediante una pócima logró la promesa de Hefesto de acudir a la llamada de Hera.
Al huir de Creta, Teseo se llevó consigo a Ariadna, hija del rey Minos, pero, según la tradición más común, la abandonó dormida en la isla de Naxos, aprovechando una escala del barco. Allí la encontró el dios Dioniso y la hizo su esposa, regalándole como presente nupcial una magnífica corona de oro fabricada por Hefesto.
También tuvo amores con Afrodita.



Popularmente Dioniso representa la emoción y el caos, características que contrastaban con las de Apolo, dios del sol, que representaba la armonía, el orden y la razón. El contraste entre los papeles de estos dioses queda reflejado en los adjetivos apolíneo y dionisíaco, analizados por Nietzsche en El origen de la tragedia. Sin embargo, los griegos pensaban en las dos cualidades como complementarias: los dos dioses son hermanos, y cuando Apolo en el invierno se marchaba a la Hiperbórea dejaba el oráculo de Delfos a Dioniso. En el tímpano del oeste del gran templo de Delfos se esculpió el tiaso, que era la reunión de fieles que celebraban el culto a Dioniso. Este culto era una religión mistérica con un aspecto público y otro interior, reservado para los iniciados. Las seguidoras de Baco eran las bacantes y sus fiestas las bacanales. Las bacantes eran famosas por su desenfreno (y la creencia de que consumían carne cruda), reflejado en la tragedia homónima de Eurípides y en el mito de Orfeo, a quien despedazaron al verse rechazadas por él. Se dice que las primeras bacantes fueron las ninfas que cuidaron de Dioniso cuando niño, las llamadas ménades. El dios Pan formaba también parte de su cortejo.


Cuadros: El triunfo de Baco o Los borrachos, de Diego Velázquez, circa 1628.
Bacco, de Caravaggio, circa 1598

domingo, 12 de octubre de 2008

Prohibido (y menos hoy) tener memoria

Aquí pues yo, Guaicaipuro Cuauhtémoc, he venido a encontrar a los que celebran el Encuentro. Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que se la encontraron hace quinientos. Aquí pues nos encontramos todos: sabemos lo que somos, y es bastante. Nunca tendremos otra cosa.
El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me Descubrieron. El hermano usurero europeo me pide pago de una Deuda contraída por Judas a quienes nunca autoricé a venderme. El hermano leguleyo europeo me explica que toda Deuda se paga con intereses, aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles consentimiento. Ya los voy descubriendo.
También yo puedo reclamar pago. También puedo reclamar intereses. Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo, firma sobre firma, que sólo entre el año de 1503 y el de 1660 llegaron a Sanlúcar de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de América. ¿Saqueo? No lo creyera yo, porque es pensar que los hermanos cristianos faltan a su séptimo mandamiento. ¿Expoliación? Guárdeme Tonatzin de figurarme que los europeos, igual que Caín, matan y después niegan la sangre del hermano. ¿Genocidio? Eso sería dar crédito a calumniadores como Bartolomé de las Casas, que califican al Encuentro de Destrucción de las Indias, o a ultrosos como el doctor Arturo Uslar Pietri, quienes afirman que el arranque del capitalismo y de la actual civilización europea se debió a esa inundación de metales preciosos.
No, esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de varios préstamos amigables de América para el desarrollo de Europa. Lo contrario, sería presuponer crímenes de guerra, lo cual daría derecho, no sólo a exigir devolución inmediata, sino a indemnización por daños y perjuicios. Yo, Guaicaipuro Cuauhtémoc, prefiero creer en la menos ofensiva de la hipótesis. Tan fabulosas exportaciones de capital no fueron más que el inicio de un Plan Marshalltzuma para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, defensores del álgebra, la poligamia, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización.
Por ello, al acercarnos al Quinto Centenario del Empréstito, podemos preguntarnos: ¿han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable, o por lo menos productivo de los recursos tan generosamente adelantados por nuestro Fondo Indoamericano Internacional?
Deploramos decir que no. En lo estratégico, lo dilapidaron en batallas de Lepanto, Armadas Invencibles, Terceros Reichs y otras formas de exterminio mutuo, sin más resultado que acabar ocupados por las tropas gringas de la OTAN, como Panamá (pero sin canal). En lo financiero, han sido incapaces -después de una moratoria de 500 años- tanto de cancelar capital o intereses, como de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta el Tercer Mundo.
Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Friedman conforme a la cual una economía subsidiada jamás podrá funcionar. Y nos obliga a reclamarles -por su propio bien- el pago de capital e intereses que tan generosamente hemos demorado todos estos siglos. Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a los hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas flotantes de interés de un 20% y hasta un 30% que los hermanos europeos cobran a los pueblos del Tercer Mundo. Nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo de un 10% anual acumulado durante los últimos trescientos años.
Sobre esta base, y aplicando la europea fórmula del interés compuesto, informamos a los Descubridores que sólo nos deben, como primer pago de la Deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y otra de 16 millones de kilos de plata, ambas elevadas a potencia de trescientos. Es decir: un número para cuya expresión total serían necesarias más de trescientas cifras, y que supera ampliamente el peso de la Tierra. Muy pesadas son estas moles de oro y de plata. ¿Cuánto pesarían calculadas en sangre?
Aducir que Europa en medio milenio no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar este módico interés, sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo. Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indoamericanos. Pero sí exigimos la inmediata firma de una Carta de Intención que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente, y los obligue a cumplirnos sus compromisos mediante una pronta Privatización o Reconversión de Europa, que les permita entregárnosla entera como primer pago de su Deuda histórica.
Dicen los pesimistas del Viejo Mundo que su civilización está en una bancarrota que le impide cumplir sus compromisos financieros o morales. En tal caso, nos contentaríamos con que nos pagaran entregándonos la bala con la que mataron al poeta.
Pero no podrán: porque esa bala, es el corazón de Europa.

Escrito por LUIS BRITTO GARCIA: escritor, periodista de opinión e investigador en Ciencias Sociales, nació en Caracas en 1940. En 1970 obtuvo el Premio Casa de las Américas con la colección de relatos Rajatabla. En 1979 ganó el mismo galardón internacional por su novela Abrapalabra. En 1981 recibió el Premio de Literatura Humorística Pedro León Zapata por Me río del mundo y en 1984 navegó por el mar narrativo de las utopías con La orgía imaginaria. Su pieza Venezuela Tuya fue galardonada con el Premio de Teatro Juana Sujo 1971 y representada en gira por América Latina durante dos años. En 1975 ganó el Premio Municipal de Teatro con El tirano Aguirre y en 1980 el Premio Latinoamericano de Dramaturgia Andrés Bello por La misa del esclavo. En 1997 estrenó La ópera Salsa, con música de Cheo Reyes. El 18 de octubre de 1990, el diario "El Nacional" de Caracas, Venezuela, le publica la conocida carta "Guaicaipuro Cuauhtémoc cobra la deuda a Europa", que algunas personas y medios desinformados la toman como propia de un cacique.

Tomado de http://www.kaosenlared.net/noticia/sucederia-si-guaicaipuro-cuauhtemoc-cobra-deuda-europa

sábado, 11 de octubre de 2008

Prohibido pensar en el sentido de tener memoria

Ventana sobre la memoria

I

A orillas de otro mar, otro alfarero se retira en sus años tardíos.
Se le nublan los ojos, las manos le tiemblan, ha llegado la hora del adiós. Entonces ocurre la ceremonia de la iniciación: el alfarero viejo ofrece al alfarero joven su pieza mejor. Así manda la tradición, entre los indios del noroeste de América: el artista que se va entrega su obra maestra al artista que se inicia.
Y el alfarero joven no guarda esa vasija perfecta para contemplarla y admirarla, sino que la estrella contra el suelo, la rompe en mil pedacitos, recoje los pedacitos y los incorpora a su arcilla.


II

¿Un refugio?
¿Una barriga?
¿Un abrigo para esconderte cuando te ahoga la lluvia, o te parte el frío, o te voltea el viento?
¿Tenemos un espléndido pasado por delante?
Para los navegantes con ganas de viento, la memoria es un puerto de partida.

Eduardo Galeano

domingo, 5 de octubre de 2008

miércoles, 1 de octubre de 2008

Prohibido leer literatura "para niños"

Antoine de Saint- Exupèry - El Principito

Capítulo I
Cuando tenía seis años, vi una vez un extraordinario dibujo en un libro que trataba sobre el Bosque Virgen, llamado "Historias Vividas". La lámina expresaba nada menos que una serpiente boa tragándose a una fiera. Aquí tenemos la copia del dibujo.
El libro decía: "Las serpientes boas capturan a sus presas y las tragan enteras, sin masticarlas. Esto, no les permite moverse y duermen durante los seis largos meses en que transcurre la digestión." Es entonces que pensé mucho sobre las aventuras de la selva y un buen día, tomé un lápiz de color y logré mi dibujo número 1. Era así:



Decidí mostrar mi primera obra maestra a la gente grande, y pregunté si mi dibujo les asustaba.
-"Por qué nos asustaría un sombrero?"-, me respondían.
Pero mi dibujo, no representaba en verdad a un sombrero. Expresaba una serpiente boa que había tragado a un elefante.
Decidí entonces dibujar el interior de la serpiente boa a fin de que los adultos comprendieran, ya que siempre necesitan explicaciones. Así quedó logrado mi dibujo número 2:




Me aconsejaron las personas grandes, que abandonara estos dibujos de serpientes boas cerradas o abiertas y me dedicara un poco más a la geografía, la historia, el cálculo y la gramática.
De este modo abandoné a la edad de seis años lo que pudo haber sido una brillante carrera de pintor. Me encontraba decepcionado a raíz del fracaso de mis dos primeros dibujos. Insisto en que las personas grandes no comprenden nada por sí mismas y es cansador para nosotros, los niños, darles siempre y siempre explicaciones.
Consideré que debía elegir otra ocupación y aprendí a pilotear aviones, volando así por innúmeros lugares del mundo. Reconozco que la geografía me sirvió de mucho. Al instante podía distinguir China de Arizona; esto es muy útil si uno llega a perderse durante la noche.
Debo decir, que así fue como a lo largo de mi vida, tomé contacto con muchísima gente seria. He vivido mucho con personas grandes, viéndolas muy de cerca. Aún así, no mejoré en demasía mi opinión acerca de los adultos.
Cuando encontraba alguna persona grande que me parecía algo lúcida, realizaba la prueba de mi dibujo número 1 que siempre he conservado y conservo aún. Me interesaba saber si verdaderamente comprendería mi dibujo. Sin embargo, siempre me respondían: "Es un sombrero". Desde ya que no les hablaba entonces de serpientes boas, ni de bosques vírgenes, ni de estrellas. Me ponía a su alcance, hablándoles de bridge, de golf, de política y de corbatas. Así es como se quedaban conformes por haber conocido a un hombre tan razonable.